16/Oct/2013
Ayer estuve en el evento que organizó la agencia Apple Tree Communications, con el título “El valor del contenido: la batalla por la atención”, en el que pudimos escuchar la visión particular de Mar Abad, fundadora y redactora jefe de Yorokobu. Gracias a Mar, supimos además cómo funciona una revista de este tipo, que, según ella misma aseguraba, se basa en tres puntos diferenciales: riesgo, creatividad y cariño por el lenguaje.
Sin duda su revista, aunque no sea rentable como tal, se ha ganado un sitio en el Olimpo de las publicaciones (en su versión online también) mejor consideradas de la actualidad. Junto con Jot Down, encabezan una serie de cabeceras que se atreven a romper con lo clásico y a presentarse como una nueva voz dentro del periodismo y de los medios en general.
Curiosamente, estos proyectos no buscan hacerse un hueco entre los breaking news, ni luchan por dar exclusivas. Los dos basan su talento y atractivo en la reflexión, la máxima calidad de los textos y la originalidad de sus temas. Estas nuevas revistas y medios digitales nos enseñan que el texto está vivo, y que el contenido atractivo tiene recompensa.
En concreto, el triunfo de Jot Down –Yorokobu tiene una fuerza de diseño muy potente- está únicamente en el texto. Párrafos densos e interminables, con un tamaño de letra minúsculo, bañados por una apariencia clásica en blanco y negro. Cualquier director de arte enloquecería, en plena era de banners y diseños rompedores.
Sin embargo, los resultados demuestran que el contenido manda y que el bueno triunfa. Incluso los mejores hasta venden.
¿Qué os parece la acogida que están teniendo este tipo de revistas?
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