22/Jul/2016
Agosto es quizá el mes más especial del año para cualquiera que tenga una empresa o trabaje por su cuenta. La productividad en general baja sin piedad, los que no están bajo mínimos directamente no están y no es precisamente la fecha ideal en la que se lanzan nuevas cosas, se preparan nuevas campañas o se establecen estrategias importantes.
Sin embargo, de ahí a tomar la decisión de cerrar directamente, olvidar el correo, no atender ninguna llamada y paralizar absolutamente a todo hasta la vuelta (es decir, cerrar de verdad) hay un camino largo; y mucho que valorar para tomar la decisión.
Nosotros por ejemplo lo tenemos claro: del 2 al 30 de agosto cerramos por completo. Vacaciones de verdad, las cosas urgentes se convierten en cosas aplazadas hasta septiembre y los clientes cuentan con ello.
Es el segundo año que lo hacemos, y la ocasión anterior salió todo bien. Eso sí, cada caso seguro que es diferente, ahí van un puñado de razones para cerrar y otras tantas para no hacerlo.
Eso sí, que conste: hablo de cerrar de verdad, por completo. Todo el equipo.
Descanso de verdad. Nada de me voy a la playa pero estoy enganchado al móvil y contesto emails cuando lleguen. Desconexión total, para todos los de la empresa. Es algo que seguro notarás para la recta final del año.
Son buenas noticias. La realidad es que no todos los negocios se pueden permitir estar todo un mes sin facturar y sin captar nuevos clientes. El poder cerrar en agosto es sin duda síntoma de que va todo bastante bien; no deja de ser un incentivo extra, una recompensa a hacer las cosas bien. ¡Aprovéchala!
Das ejemplo. Tanto tus clientes como tus trabajadores tomarán nota de lo que hay en agosto. Si estás bajo mínimos, con poco personal y jornada continua, tus clientes te pueden estar exigiendo lo mismo y tú no poder dárselo. Cerrando dejas las cosas claras.
Te evitas pérdidas de tiempo. Si tus clientes se van de vacaciones y tu negocio necesita de que ellos estén habitualmente para poder trabajar y avanzar en los proyectos (como pasa con nosotros) estarás en la oficina sin nada que hacer. No dejes que la gente se aburra todo el mes en la silla solo «por si acaso pasa algo».
Aprovechas oportunidades. Sí, hay mucha menos demanda, pero seguro que también menos oferta. Según tu sector, puede que sean muchas menos las empresas que estén disponibles para captar clientes con respecto a otros meses; ahí tienes una oportunidad de facturar bastante en un mes tan raro.
Avanzas en proyectos parados. Todas esas ideas que se estancan por falta de tiempo (que en realidad es por no ser prioritarias) pueden arrancar en agosto. Al tener menos trabajo, te sirve para meterte en nuevos charcos.
Aquí entra incluso el poder tomarte días simplemente para pensar más tranquilamente la forma en la que se hacen las cosas, cómo mejorar procedimientos, etc.
Mantienes la facturación. Según negocios, y seguro si eres autónomo, lo normal es que si no trabajas en agosto no cobres en agosto. Permitirse un mes de doce con pérdidas por completo (las nóminas se pagan igual) es un lujo importante. Simplemente abriendo te aseguras que eso no pase.
Y tú qué piensas, ¿cerrar en agosto o no?
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